Bienvenidos al blog de Catequesis Bíblica.

Es una herramienta en la cual nos ofrece una ayuda para como poder ir preparando una catequesis bíblica para ayudarnos a profundizar un poco más en lo que creemos, pero también en la formación de los sacramentos de iniciación y como tiene su referencia en la Sagrada Escritura.

viernes, 30 de marzo de 2012

La importancia de la Biblia para nuestra vida.


1.- Dios nos habla.

Dios quiere entrar en contacto con los hombres, desea entablar un dialogo con nosotros a fin de realizar la historia de la salvación. A esta iniciativa la llamamos “Revelación” ya que por medio de ella Dios se nos ha manifestado. La revelación se lleva a cabo a través de obras y palabras íntimamente ligadas. Por una parte las obras que Dios realiza en la historia manifiestan y confirman lo que las palabras anuncian, por ejemplo: anuncio a los Israelitas su proyecto de liberarlos de la esclavitud egipcia. Esta revelación se fue realizando paulatinamente por diversos mediadores, y que tiene su plenitud en Cristo Jesús.

a).- La revelación de Dios en el Antiguo Testamento.

La finalidad del Antiguo Testamento fue preparar la venida de Jesucristo salvador de toda la humanidad. Esta preparación Dios la llevo a cabo junto con su pueblo elegido de muchas formas: a través de promesas, alianzas, profecías, imágenes, acontecimientos. De esta manera el pueblo, fue experimentando la cercanía de Dios que se revela en su historia y que le iba manifestando la futura salvación con el advenimiento del reino mesiánico. Dios, se fue revelando a través de obras y palabras íntimamente ligadas.

Los acontecimientos eran interpretados a través de la palabra, fruto de una fe reflexionada constantemente. Los profetas ocupan un lugar clave como interpretes de Dios: reciben su palabra y la trasmiten al pueblo en orden a que los hombres de su tiempo se acerquen más al Señor y a sus hermanos y vivan de acuerdo a la clausula de la alianza. Puesto que la revelación es progresiva, en el Antiguo Testamento encontraremos muchos elementos imperfectos y pasajeros que nos van manifestando la pedagogía divina que nos lleva de la mano hasta Cristo Jesús.

b).- La revelación del Dios en el Nuevo Testamento.

Jesús palabra de Dios hecho carne, vino a llevar a plenitud y perfección la revelación iniciada en el Antiguo Testamento. Por eso en Jesús termina el tiempo del Antiguo Testamento, es ya la realización, el cumplimento y la realidad. Estamos ya en la nueva y definitiva Alianza. No hubo ni habrá una comunicación más extraordinaria que la llevada a cabo con la encarnación del Hijo de Dios, en quien se cumplen y se realizan todas las promesas del Antiguo Testamento. Esta revelación y salvación Jesús la lleva a cabo a través de su persona: con su presencia y manifestación, sus palabras y obras, signos y milagros, y sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad.

Los Apóstoles, testigos de las palabras y obras de Jesús, trasmitieron lo aprendido de su Maestro. Ellos fieles a la misión recibida de Él y asistidos por el Espíritu Santo, anunciaron y comunicaron la salvación a todos los pueblos. Esta revelación es plena en Cristo Jesús y que está consignada en los libros del Nuevo Testamento, no es comprendida plena y exhaustivamente por nosotros. A través de los siglos, va creciendo su comprensión con ayuda de tos los pueblos de Dios guiado por el Espíritu Santo.

2.- Dios nos sigue hablando Hoy.

Hemos visto como Dios se fue revelando paulatinamente, y como su revelación a quedado consignada por escrito en los libros de la Biblia. La Biblia no es un mensaje del pasado, sino que es una palabra viva y eficaz. Aunque fue escrita hace mucho tiempo, sin embargo su mensaje sigue siendo válido en nuestro tiempo ya que contiene la Palabra viva de Dios. Dios nos habla también a través de los acontecimientos de nuestra vida personal, y de nuestra vida colectiva, y a través de los fenómenos de la naturaleza que afectan a la humanidad. Todos estos acontecimientos son palabras interpelantes de Dios, palabras que exigen una respuesta nuestra.

Dios también nos comunica su mensaje a través de nuestros semejantes; las palabras, las actitudes, las carencias, la vida entera de nuestros hermanos es una autentica palabra del Señor cuando sabemos discernirla a la luz del Evangelio, y somos capases de de nuestro egoísmo para ir al encuentro del hermano, sobre todo del más necesitado. La palabra escrita ene la Biblia, la palabra acontecida en la vida diaria, y la palabra presente en le hermano se interrelacionen  mutuamente.

3.- Diversas Actitudes ante la Palabra  de Dios.

La Palabra de Dios, escrita y acontecida, no nos puede dejar neutrales e indiferentes: la aceptaos o la rechazamos. Teniendo en cuenta esto podemos examinar las diversas actitudes que tomamos ante la Palabra de Dios:
a)      No atender la voz de Dios como en Jeremias 7,23-28.
b)     Escuchar la Palabra de Dios, pero no cumplir lo que allí se nos pide. (Ez. 33,30-33; Mt. 21,28-32)
c)  Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. (Lc. 6,47-49)
1.- Dios nos habla.

Dios quiere entrar en contacto con los hombres, desea entablar un dialogo con nosotros a fin de realizar la historia de la salvación. A esta iniciativa la llamamos “Revelación” ya que por medio de ella Dios se nos ha manifestado. La revelación se lleva a cabo a través de obras y palabras íntimamente ligadas. Por una parte las obras que Dios realiza en la historia manifiestan y confirman lo que las palabras anuncian, por ejemplo: anuncio a los Israelitas su proyecto de liberarlos de la esclavitud egipcia. Esta revelación se fue realizando paulatinamente por diversos mediadores, y que tiene su plenitud en Cristo Jesús.

a).- La revelación de Dios en el Antiguo Testamento.

La finalidad del Antiguo Testamento fue preparar la venida de Jesucristo salvador de toda la humanidad. Esta preparación Dios la llevo a cabo junto con su pueblo elegido de muchas formas: a través de promesas, alianzas, profecías, imágenes, acontecimientos. De esta manera el pueblo, fue experimentando la cercanía de Dios que se revela en su historia y que le iba manifestando la futura salvación con el advenimiento del reino mesiánico. Dios, se fue revelando a través de obras y palabras íntimamente ligadas.

Los acontecimientos eran interpretados a través de la palabra, fruto de una fe reflexionada constantemente. Los profetas ocupan un lugar clave como interpretes de Dios: reciben su palabra y la trasmiten al pueblo en orden a que los hombres de su tiempo se acerquen más al Señor y a sus hermanos y vivan de acuerdo a la clausula de la alianza. Puesto que la revelación es progresiva, en el Antiguo Testamento encontraremos muchos elementos imperfectos y pasajeros que nos van manifestando la pedagogía divina que nos lleva de la mano hasta Cristo Jesús.

b).- La revelación del Dios en el Nuevo Testamento.

Jesús palabra de Dios hecho carne, vino a llevar a plenitud y perfección la revelación iniciada en el Antiguo Testamento. Por eso en Jesús termina el tiempo del Antiguo Testamento, es ya la realización, el cumplimento y la realidad. Estamos ya en la nueva y definitiva Alianza. No hubo ni habrá una comunicación más extraordinaria que la llevada a cabo con la encarnación del Hijo de Dios, en quien se cumplen y se realizan todas las promesas del Antiguo Testamento. Esta revelación y salvación Jesús la lleva a cabo a través de su persona: con su presencia y manifestación, sus palabras y obras, signos y milagros, y sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad.

Los Apóstoles, testigos de las palabras y obras de Jesús, trasmitieron lo aprendido de su Maestro. Ellos fieles a la misión recibida de Él y asistidos por el Espíritu Santo, anunciaron y comunicaron la salvación a todos los pueblos. Esta revelación es plena en Cristo Jesús y que está consignada en los libros del Nuevo Testamento, no es comprendida plena y exhaustivamente por nosotros. A través de los siglos, va creciendo su comprensión con ayuda de tos los pueblos de Dios guiado por el Espíritu Santo.

2.- Dios nos sigue hablando Hoy.

Hemos visto como Dios se fue revelando paulatinamente, y como su revelación a quedado consignada por escrito en los libros de la Biblia. La Biblia no es un mensaje del pasado, sino que es una palabra viva y eficaz. Aunque fue escrita hace mucho tiempo, sin embargo su mensaje sigue siendo válido en nuestro tiempo ya que contiene la Palabra viva de Dios. Dios nos habla también a través de los acontecimientos de nuestra vida personal, y de nuestra vida colectiva, y a través de los fenómenos de la naturaleza que afectan a la humanidad. Todos estos acontecimientos son palabras interpelantes de Dios, palabras que exigen una respuesta nuestra.

Dios también nos comunica su mensaje a través de nuestros semejantes; las palabras, las actitudes, las carencias, la vida entera de nuestros hermanos es una autentica palabra del Señor cuando sabemos discernirla a la luz del Evangelio, y somos capases de de nuestro egoísmo para ir al encuentro del hermano, sobre todo del más necesitado. La palabra escrita ene la Biblia, la palabra acontecida en la vida diaria, y la palabra presente en le hermano se interrelacionen  mutuamente.

3.- Diversas Actitudes ante la Palabra  de Dios.

La Palabra de Dios, escrita y acontecida, no nos puede dejar neutrales e indiferentes: la aceptaos o la rechazamos. Teniendo en cuenta esto podemos examinar las diversas actitudes que tomamos ante la Palabra de Dios:
a)      No atender la voz de Dios como en Jeremias 7,23-28.
b)       Escuchar la Palabra de Dios, pero no cumplir lo que allí se nos pide. (Ez. 33,30-33; Mt. 21,28-32)
Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. (Lc. 6,47-49)

jueves, 29 de marzo de 2012

Lectura de la Biblia.



1.- Importancia de la lectura.

Dios que ha querido entablar un dialogo de salvación y de vida con toda la humanidad, a deseado también que se plasmara en los escritos de la Biblia. La Biblia es la Palabra de Dios dirigida a nosotros debe ser leída y escuchada de forma que podamos responderle adecuadamente a Dios que nos habla. Una Biblia cerrada o decorativa no cumpla plenamente su función de Palabra de Dios; es necesario que sea abierta, leída, escuchada y relacionada con la vida. El no leer la Biblia, el no escuchar su mensaje, el no vivir de acuerdo a ella es un intento de nulificación de la Palabra viva del Señor.  

2.- Características de la Lectura.

La Biblia debe leerse:
1.      Inteligentemente: tratando de captar el sentido autentico que el autor humano quiso expresar, y que aparece en el texto.
2.      Cristianamente o con espíritu de fe, esforzándonos por oír a Dios que nos está hablando. Si lo escuchamos nos queda la tarea de poner en práctica su Palabra.
3.      Actualizadamente, desde nuestra situación personal y social, dejando que nos interpele la Palabra del Señor en el aquí y ahora en orden a trasformar y cambiar radicalmente nuestra persona, comunidad y estructura.

3.- Método de Lectura.

1.      Lectura personal: Para una persona poco conocedora de la Biblia conviene que en un primer momento lea solo el Nuevo Testamento por ser este el más comprensible. Puede empezar leyendo los evangelios, luego el libro de los Hechos de los Apóstoles, posteriormente las cartas y el Apocalipsis. Al estar leyendo el NT con bien remitirse a los pasajes del AT relacionados con lo leído, a fin de tener una visión más completa de la lectura.

2.      Lectura en Grupo: esta será completa y a la vez más iluminadora, ya que los demás integrantes del grupo nos enriquecerán con sus aportaciones. En esta clase de lectura señalamos la siguiente metodología: a) El grupo debe ser pequeño a fin de que haya participación; b) El esquemas de los pasos para la lectura en grupo puede ser el siguiente: 1.- Oración, 2.- Lectura del Texto a nivel grupo, 3.- Lectura del Texto en forma personal, 4.- Narrar con nuestras palabras lo leído, 5.- Señalar los personajes importantes y sus actitudes, 6.- Enunciar los temas o ideas dominantes, 7.- Aplicar a nuestra vida el mensaje, 8.-Compromiso a nivel personal y grupal y 9.- Oración final.

Lectura litúrgica: La iglesia ha querido, a partir del Concilio Vaticano II, que en las celebraciones sagradas haya lecturas de la Sagrada Escritura más abundantes, más variadas y más apropiadas. Aconsejamos pues, en este tipo de lectura, lo siguiente: *Quienes asistan a misa durante la semana, podrán tener en dos años una visión general de toda la Biblia; *Quienes asistan solo los domingos, logran una visión sintética de la Escritura en tres años.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Contenido de la Biblia.


1.- La historia de Salvación.

1.1.- Un Pueblo que se prepara: Dios aquerido la salvación de todos los hombres, desgraciadamente el hombre, rechazo esa amistad divina separándose así de Dios. A pesar de esto Dios nunca abandona a la humanidad caída en el pecado. Dios quiso formar un pueblo, y para eso eligió a los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Ellos son los portadores de las promesas que se harán realidad en un futuro. A través de los patriarcas, modelos de fe, esperanza y obediencia, Dios va preparándose un pueblo.

1.2.- Un Pueblo que se libera y se forma: Los descendientes de los patriarcas se establecieron en Egipto, allí sufrieron opresión y la esclavitud. Moisés fue el guía elegido por Yahvé su Dios para llevar a cabo empresa liberadora. En el desierto pactaron una Alianza con Yahvé su Dios y así quedo constituido y formado el Pueblo de Dios.

1.3.- Un Pueblo que vive bajo la Alianza: Al conquistar la tierra de Canaán bajo el mando de Josué se establecieron allí. Hubo momentos de gran fidelidad a Dios, no obstante las amonestaciones de los profetas, se fueron separando de Yahvé olvidando la alianza que habían pactado. Los poderosos explotaban a los débiles; utilizan el culto y las instituciones religiosas para tener seguridad. Por eso Dios rechazaba a su pueblo con la destrucción de los reinos de Israel y de Judá. El exilio fue el castigo a la ruptura de la Alianza.

1.4.- Un Pueblo bajo la esperanza de la Nueva Alianza: El pueblo del exilio,, ayudado por diversas personas, empieza a reflexionar sobre su situación reconoce su error y se convierte al Señor. Al regresar a la tierra prometida empieza a vivir la época de los humildes comienzos. Sólo con la seguridad de la promesa divina va preparándose en el anhelo y la esperanza la plenitud de los tempos, la venida del Mesías y la instauración del reino universal y definitivo de Dios.

1.5.- Un Pueblo bajo la Nueva Alianza: En Jesús se cumplen todas las promesas del Antiguo Testamento en el llega a su plenitud toda la historia de la salvación. Con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobres todo con su muerte y gloriosa resurrección, manifiesta y realiza la reagrupación de los hombres dispersos y divididos por el pecado. Agrupa en torno a sí discípulos y gente que lo sigue, formando con ellos la comunidad, el Nuevo Pueblo de Dios. En su sangre sella la nueva y definitiva Alianza.

2.- Temas fundamentales.

2.1.- Dios: El Dios de nuestros padres, se revela con su nombre propio: Yahvé (Ex. 3, 13-15), no es una respuesta filosófica, sino la manifestación del compromiso de Dios que entra en la historia humana para tomar partido. Es un Dios que libera, Señor de la historia humana (Is. 10,24-27); Es el Dios de la naturaleza y de la creación (Sal. 8); Fuera del Él no hay ningún Dios (Is. 41,24-29). Jesús nos lo ha revelado preferentemente con el nombre de Padre (Mt. 11,25-27) para mostrar así su misericordia. Su Padre lo ha enviado a él, y el juntamente con su Padre nos dan el Espíritu Santo Paráclito.

2.2.- Pueblo: Dios que ha creado al hombre como ser sociable, ha querido también ofrecer la salvación no al hombre aislado, sino al hombre llamado a formar comunidad. Por eso desde el Antiguo Testamento, Dios se elige un pueblo para que fuera su propiedad (Dt. 7,6), pueblo consagrado a El por la alianza (Ex. 19, 5-6). EL motivo de la elección no radica en los meritos o cualidades de Israel, sino en la misericordia de Dios que lo ama (Dt. 7,7-8). En el Nuevo Testamento Jesús, elegido de Dios (Lc. 9,35) constituye él mismo el Pueblo de Israel (Mt. 2,15). En Cristo Jesús nosotros, judíos y gentiles, hemos sido elegidos por Dios, para formar su Nuevo Pueblo, pueblo universal (Hech. 13,46-48), sin barras de ninguna especie.

2.3.- Alianza: La formula “Yo seré tu Dios, tú serás mi pueblo” condensa la relación de amor y compromiso que liga a Dios y al pueblo. Dios es el que ha tomado la iniciativa de unirse a su pueblo, pero el compromiso de fidelidad es mutuo. Ya en el Antiguo Testamento Dios se había ligado con diversas personas: con Abraham, con David, con Leví, pero principalmente con su pueblo Israel. No obstante las infidelidades de este, Dios les prometió una nueva y definitiva alianza que se llevaría a cabo a través del Siervo de Yahvé (Is. 42,6). Esta nueva alianza ha sido sellada en la sangre de Jesús (Mt.26, 28), poniendo fin a las trasgresiones antiguas. Es la alianza nueva de la que los escritores del Nuevo Testamento dan fe que ha sido cumplida (2Cor. 3, 4-6).

martes, 27 de marzo de 2012

Nociones Generales y Manejo de la Biblia. Parte II



1.- Hermenéutica o Interpretación.

La hermenéutica es la ciencia que nos da las reglas para la interpretación de un texto, en nuestro caso, del texto bíblico. Una verdadera hermenéutica debe partir de hechos que la Biblia es a la vez palabra humana y palabra divina siempre actual. Por eso la interpretación de la Biblia debe tener en cuenta, tres aspectos:
Ø  La ciencia, que la Biblia es palabra humana.
Ø  La fe, ya que la Biblia es palabra de Dios.
Ø  La vida, porque la Biblia es palabra actual.

Por otra parte no hay que olvidar que la hermenéutica o interpretación va creciendo y progresando constantemente. Con ayuda del Espíritu Santo crece nuestra comprensión de la Biblia. La iglesia camina a través de los siglos haciendo la plenitud de la verdad, hasta que se cumplan en ella plenamente las palabras de Dios.

1.1- La ciencia, que la Biblia es palabra humana: para captar mejor el texto bíblico debemos buscar, cual fue la intención del autor humano expresada y plasmada en el texto. De ahí la importancia de recurrir al texto, y de ubicar al autor:
a)      El texto: Debemos siempre partir de una lectura atenta y repetida del texto que vamos a analizar. Esto nos ayuda a verlo bajo diversos aspectos: palabras y expresiones repetidas; personas que intervienen; diferencia de lugares y diversos tiempos.
b)      El autor: También es importante ubicar al autor en el tiempo, en el espacio, en la vida social y literaria para comprender mejor su intención plasmada en el texto, y así captar mejor la intención de Dios. Para lograr esta tarea nos puede servir las siguientes preguntas: Quién escribió y en qué época; Cual era la situación y problemática a la que se enfrentaban los lectores o destinatarios; Cual era la manera de pensar y de expresarse en aquella época; Que forma o género literario (historia, reflexivo, ficción, etc)

1.2.- La fe, ya que la Biblia es palabra de Dios: Sabemos que Dios, juntos con los escritores sagrados, es el autor de toda la Biblia. A través de esa Palabra Dios nos está hablando e interpelando; nosotros nos constituimos en oyentes de esa palabra, en fieles que estamos a la escucha de lo que Dios quiere de nosotros. Para una recta interpretación en esta línea de fe no debemos perder de vista tres principios fundamentales que nos ayuden:
v  La unidad y contenido de toda la Escritura, pues Dios es el autor de ambos testamentos.
v  La analogía de la fe, es decir, la iluminación que se hace de un misterio a otro.
v  Y la tradición viva de la iglesia expresada en los escritos, culto, predicación, etc.

1.3.- La vida, porque la Biblia es palabra actual: La Biblia, no es letra muerta u obra de museo, sino que es Palabra siempre actual y siempre nueva que ilumina y cuestiona nuestra vida. Ante nuestra situación personal y comunitaria, social y económica, política y religiosa, familiar y educativa, etc, Dios tiene algo que decirnos. La Biblia no es un libro de recetas y respuestas fáciles a los problemas de hoy. Para nuestra interpretación actualizada de la Biblia sea correcta, además de la ciencia y de la fe, debemos tener en cuenta a la comunidad que es guiada por el Espíritu Santo, y dentro de esta comunidad a los pobres y sencillos a los marginados.

2.- Manejo de la Biblia.

La Sagrada Escritura está compuesta por 73 libros, a los que identificamos con un hombre. Pero para mayor facilidad del manejo de la Biblia, se utiliza otros signos: siglas o abreviaturas, puntos, comas. 

2.1.- Siglas, capítulos, versículos.
a)      Las siglas: Se da el nombre de siglas a las abreviaturas de los nombres de los libros.
b)      Números de libros: Cuando hay varios libros con el mismo título, se pone un número antes de la sigla.
c)      Los Capítulos: Se llama así a los trozos largos en que se divide cada libro y se indica con un número grande que va después de la sigla.
d)     Los versículos: Son trozos más pequeños que los capítulos, son subdivisiones de ellos.
e)      Libros de un capítulo: Los números que se utilizan después de la sigla corresponde a los versículos.

2.2.- Signos de puntuación.
a)      La como: la encontramos en medio de dos números e indica que el primero hace referencia al capítulo y el otro al versículo. Ejemplo; Mt.4, 2 = Evangelio de Mateo, capítulo 4, versículo 2.
b)      El punto: Se utiliza para significar “Y”. Ejemplo; Gén. 3,1.9 = Libro del Génesis, capítulo 3, versículo 1 y 9.
c)      El punto y como: Estos signos, cuando van juntos, equivalen una nueva cita, después de haber hecho una anterior, por ejemplo; Jn. 10,4; 12,9 = Evangelio de Juan, capítulo 10, versículo 4 y capítulo 12, versículo 9.
d)     El guión: Equivale decir “AL”, por ejemplo; Jn 7,4-8 = Evangelio de Juan, capítulo 7, versículo 4 al 8: Mt. 6,19-7,5 = Evangelio de Mateo, capitulo 6, versículo 19 al capítulo 7, versículo 5.
e)      La letra “s”: Se utiliza al final de una cita, e indica, que además de considerar la cita que se ha dado debe leerse el versículo siguiente, por ejemplo; Lc. 11,27s = Evangelio de Lucas, capítulo 11, versículo 27 y siguientes. Si encontramos “ss” debe leerse los versículos siguientes que hablan del mismo tema.
Letras a, b, c: Significa que lo que buscamos está en la primera, segunda o tercera parte respectivamente, del versículo; por ejemplo: Gén. 4,3b = Libro del Génesis, capítulo 4, versículo 3 en la segunda parte.

domingo, 25 de marzo de 2012

Nociones Generales y Manejo de la Biblia. parte I

 
Significado y término de la Biblia.
                                                 
Etimológicamente: “Biblia” significa “libros” o “conjunto de libros”, estos gurda una perfecta unidad porque tienen en común el desarrollo del plan de Dios y han sido escritos bajo la inspiración del mismo Dios. Realmente: La Biblia es la Palabra de Dios que se comunica al hombre para descubrirle su plan de Salvación. Otros nombres de la Biblia: “Sagrada Escritura, Libro Santo o Sagrado, la Palabra de Dios, Escritura”, etc.

Personajes de la Biblia: Los protagonistas del libro Sagrado son Dios y el hombre, Dios que habla y actúa realizando la salvación; el hombre que escucha y vive esta salvación. Encontramos figuras importantes en el Antiguo Testamento: Abraham, Moisés, David, los profetas, etc; y en el Nuevo Testamento: Jesús, María, los Apóstoles, etc.

Contenido de la Biblia: La Biblia contiene la historia de las intervenciones salvíficas que Dios ha tenido para con la humanidad. Es una historia en la que el hombre en ocasiones ha colaborado libremente en el plan divino, y otras veces ha rechazado y se ha opuesto tenazmente a la salvación ofrecida por Dios.

Divición de la Biblia: Se divide en dos partes fundamentales: Antiguo y Nuevo Testamento. Los dos Testamentos suman en total de 73 Libros: 46 libros en el Antiguo Testamento escritos antes de la venida de Cristo y 27 del Nuevo Testamento escritos después de su venida.

                                                  Divición Especifica del Antiguo Testamento  es:
v  Libros Históricos o Narrativos: 21.
v  Libros didácticos: 7(encontramos sabiduría y poesía).
v  Libros proféticos: 18 (encontramos las predicciones y la vida de los profetas).

                                                  Divición Especifica del Nuevo Testamento  es:
v  Libros Históricos o narrativos: 5 (Los evangelios y los Hechos de los Apóstoles).
v  Libros didácticos: 21 (las Cartas de Pablo y otros Apóstoles).
v  Libros Proféticos: 1 (el Apocalipsis).

Composición de los Libros: Para en tender el proceso de composición de la Biblia hay que tomar en cuenta dos factores importantes:
a)      Diversos autores en un mismo libro: En el plan humano cada uno de los libros de la Biblia puede ser el fruto de varios autores de distintas épocas. En el libro del profeta Isaías podemos distinguir al menos tres autores de diferentes épocas, pero unidos en una misma línea de pensamiento y tradición: Isaías I del siglo VIII a.C; Isaías II que predico en el siglo VI a.C; Isaías III del siglo V.
b)      Puesta por escrito: Sólo paulatinamente se fue poniendo todo esto por escrito hasta llegar a la redacción final de los libros. Lo que tenemos escrito en la Biblia es la vivencia de la fe que interpreta y trasmite los conocimientos. A veces un mismo conocimiento es interpretado desde diferentes perspectivas según la vivencia del autor y de su comunidad.

Lengua y Versiones de la Biblia: a) En hebreo fueron escrito todos los libros del Antiguo Testamento: b) En arameo, algunas partes de los libros de Esdras y de Daniel: c) el griego, algunos libros del Antiguo Testamento; Sabiduría y segunda de Macabeos; parte de Esdras y Daniel; y todos los libros del Nuevo Testamento. Versiones y Tradiciones: Son dos principales versiones antiguas; la de los LXX y la Vulgata. a) La primera es una traducción del hebreo al griego, en el siglo III y II a.C, contiene sólo el Antiguo Testamento. La Segunda fue realizada en el siglo IV d.C. por San Jerónimo, contiene el Antiguos y Nuevo Testamento en latín. b) Mucha y muy variadas son las traducciones, entre las principales están: Biblia Latinoamericana, Nueva Biblia Española, Biblia de Jerusalén, Dios habla hoy, la Sagrada Biblia, Nácar-Colunga, Bover-Cantera, Cantera-Iglesia, etc. La diferencia entre ellas radica no en contenido, sino más bien en la técnica, el estilo y el lenguaje de la traducción, y en sus notas explicativas.

Inspiración, Canon y Verdad.

Inspiración: a) Aquella luz o fuerza del espíritu que Dios comunica a los autores para que pongan todo aquello que El quiere, de tal forma que lo consignado en los libros, será verdaderamente Palabra de Dios y palabra humana. b) Hay que tener en cuenta que esta inspiración divina seda no sólo en el redactor último de un libro, sino en todas aquellas personas que de una u otra forma intervinieron para la puesta por escrito de un determinado libro. c) De esta manera, la iglesia tiene por santos e inspirados, según  la fe apostólica, todos los libros del Antiguo y el Nuevo Testamento, porque los considera como realmente escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo.

Canon: a) se entiende “el conjunto de libros admitidos y reconocidos por la Iglesia como inspirados”. b) Dos son los cánones del AT: uno el canon largo (o alejandrino); consta de 46 libros, este canon es seguido por los ortodoxos y católicos; el otro es llamado canon corto (o palestinense); consta de 39 libros, es admitido por judíos y protestantes. Tanto judíos como hermanos separados excluyen los 7 libros llamados deuterocanónicos para nosotros los católicos y para ellos apócrifos, que son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 de Macabeos. c) El canon del NT está formado por un total de 27 y es aceptado por católicos y hermanos separados.

Verdad: En razón de que Dios ha inspirado los libros Sagrados, podemos afirmar que en ellos encontramos la verdad en orden a nuestra salvación. La Biblia basada en la historia no pretende comunicar una verdad de tipo científico, sino la interpretación que hace de la misma historia a la luz de la fe, es decir, nos comunica la verdad salvífica.

sábado, 24 de marzo de 2012


San Juan Apóstol con Jesús














SAN JUAN el Evangelista, a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" y a quien a menudo le llaman "el divino" (es decir, el "Teólogo") sobre todo entre los griegos y en Inglaterra, era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador.

Junto con su hermano Santiago, se hallaba Juan remendando las redes a la orilla del lago de Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a su servicio a Pedro y a Andrés, los llamó también a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9, 54), aunque no está aclarado si lo hizo como una recomendación o bien a causa de la violencia de su temperamento.
Se dice que San Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás. Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado.

En el Evangelio que escribió se refiere a sí mismo, como "el discípulo a quien Jesús amaba", y es evidente que era de los mas íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y Santiago, en el momento de Su transfiguración, así como durante Su agonía en el Huerto de los Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial. Por consiguiente, nada tiene de extraño desde el punto de vista humano, que la esposa de Zebedeo pidiese al Señor que sus dos hijos llegasen a sentarse junto a Él, uno a la derecha y el otro a la izquierda, en Su Reino.

viernes, 23 de marzo de 2012

A Jesucristo por la Biblia

      

      Discurso a la asamblea plenaria de la Conferencia episcopal italiana, en la sala del Sínodo, jueves 22 de mayo de 1997:
«El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí", como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él» (Jn 7, 37-39).

La Biblia, fuente de la vida espiritual.

       Vuestra asamblea ha dedicado amplio espacio al gran tema del encuentro con Jesucristo a través de la Biblia. En la carta apostólica Tertio millennio adveniente he subrayado cuán importante es que en este año de preparación para el gran jubileo, dedicado a Jesucristo único Salvador del mundo, ayer, hoy y siempre (cf. Hb 13, 8), los cristianos «vuelvan con renovado interés a la sagrada Escritura, en la liturgia, tan llena del lenguaje de Dios; en la lectura espiritual o bien en otras instituciones o con otros medios que para dicho fin se organizan hoy por todas partes» (n. 40). En efecto, a pesar del gran impulso que el concilio Vaticano II ha dada a los estudios bíblicos y a la pastoral bíblica en las comunidades cristianas, todavía son demasiados los fieles que siguen privados de un encuentro vital con las sagradas Escrituras y no alimentan adecuadamente su fe con la riqueza de la palabra de Dios que se halla en los textos revelados. Por eso, es necesario realizar un esfuerzo ulterior para que tengan amplio acceso a la Biblia. En efecto, como dice san Jerónimo, «ignorar las sagradas Escrituras significa ignorar a Cristo», dado que toda la Biblia nos habla de él (cf. Lc 24, 27). Para un encuentro eficaz con la sagrada Escritura, sigue siendo decisiva la referencia a la constitución dogmática Dei Verbum del concilio ecuménico Vaticano II. En ella encontramos los principios doctrinales y los caminos pastorales más apropiados para lograr que el encuentro con el Libro sagrado mantenga su intrínseca cualidad de escucha de la palabra de Dios, sea un estudio exegéticamente correcto, se convierta en fuente de vida espiritual, anime y reavive toda la acción pastoral, guíe y sostenga el diálogo ecuménico y manifieste la gran riqueza incluso humana y cultural, que brota de la Biblia y que ha producido maravillosos frutos de civilización en Italia y en muchas otras naciones. En virtud de este nexo entre fe y cultura, la Biblia se presenta como texto fundamental para la formación de las nuevas generaciones, tanto en la catequesis de iniciación cristiana como en la enseñanza de la religión católica en las escuelas. Por tanto, la ardua tarea de la nueva evangelización pasa por dar a conocer más la Biblia a todo el pueblo de Dios, mediante su proclamación litúrgica, la homilía y la catequesis, la práctica de la lectio divina y otros caminos bien trazados en la reciente Nota pastoral de vuestra Conferencia: «La Biblia en la vida de la Iglesia». Las comunidades parroquiales y las religiosas, las asociaciones y los movimientos laicales, las familias y los jóvenes podrán experimentar así la condescendencia amorosa de Dios Padre que, mediante la sagrada Escritura, sale al encuentro de cada hombre manifestando la naturaleza de su Hijo unigénito y su designio de salvación para la humanidad. Para que los fieles comprendan y acojan la Escritura con todo su valor de verdad y de regla suprema de nuestra fe, se necesita claramente una acción de acompañamiento que evite lecturas superficiales, emotivas o, incluso, instrumentalizadas, no iluminadas por un sabio discernimiento y la escucha en el Espíritu. Se trata de una responsabilidad específica nuestra como pastores, para la que contamos con la ayuda de los sacerdotes y los catequistas. En efecto, la verdadera y genuina interpretación y transmisión de los textos sagrados sólo puede realizarse en el seno de la Iglesia, a la luz de la Tradición viva y bajo la guía del Magisterio (cf. Dei Verbum, 10).


jueves, 22 de marzo de 2012

Libro el Cantar de los Cantares parte II


“Lee con frecuencia la Sagrada Escritura: que el sueño te sorprenda con el libro en la mano y que al inclinarse tu cabeza lo reciba la página santa”
CARTAS de San JERONIMO.


Esta opción no deja de tener sus limitaciones; a veces, detrás de ella puede existir el presupuesto de que con una exégesis precisa y cuidadosa se puede llegar a descubrir la enseñanza positiva que la Biblia debe tener sobre el status de la mujer. Sin embargo, la constatación de que los resultados no son universalmente aceptados, y de que hay textos irremediablemente patriarcales que legitiman la subordinación de la mujer (por ejemplo I Cor 14,33b-35; 1 Tim 2,11-15), plantea el problema de cuáles son autoritativos y cuáles no. En qué medida tienen autoridad unos textos que van en contra de la mujer y de la búsqueda de su integridad como persona: es el problema del canon dentro del canon.

La Biblia ha sido experimentada por las mujeres como un instrumento de sumisión, usado contra ellas por el sistema socio-cultural patriarcal, pero también han encontrado ellas, en esa misma Biblia, luz y autoridad para continuar su esfuerzo contra este mismo patriarcado y sus múltiples manifestaciones. Por eso, la hermenéutica crítica feminista trata de desarrollar un modelo de interpretación bíblico, crítico y dialéctico que haga justicia a estas dos experiencias. Para ello, más que establecer, desde dentro de la Biblia, un «canon dentro del canon» autoritativo, se parte de las comunidades y de su experiencia, a fin de establecer qué puede entenderse como Escritura, a qué se le puede reconocer autoridad. Nunca podrán tener valor de revelación aquellos textos o tradiciones que sean opresivos para las mujeres (o cualquier otra persona). Si se proclaman como palabra de Dios textos opresivos, se está proclamando a Dios como un Dios de opresión y deshumanización. Sólo se pueden proclamar como palabra de Dios aquellos textos y tradiciones que intenten acabar con las relaciones de dominio y explotación. Lo contrario sería una blasfemia y utilizar el nombre de Dios en vano.

Esta línea de acercamiento no considera la Biblia como una serie de normas o ideas abstractas y atemporales, propuestas como normativas para todo tiempo y cultura, sino que concibe los textos y las tradiciones bíblicas, tomándose en serio los resultados de las ciencias histórico-críticas, como respuestas de fe a situaciones y comunidades concretas, en un intento de hacer significativas para ellas las tradiciones y los sucesos reveladores recibidos. Todo ello no nos dispensa, sino que nos obliga a analizar el contexto actual para tratar de dar, a su vez, respuesta adecuada a los problemas actuales, y que, al posibilitar la asunción significativa de esas tradiciones, aquéllas sigan vivas. Lo anterior supone un cambio de paradigma de interpretación bíblica, que pasa de entender la Biblia como un arquetipo mítico a un prototipo histórico abierto críticamente a su propia transformación, así como a la de sus modelos de comunidad y fe cristiana. A este paradigma no le basta con diferenciar, como hace el anterior, entre esencia reveladora y revestimiento cultural, revelación universal y expresión histórica. Esta forma de comprender la Biblia pide un examen crítico de los factores políticos, sociales y teológicos que influyeron en su formulación y canonización como Escritura. Exige, además, integrar la historia y la teología bíblica.

Dos características que aparecen en los relatos y que apuntan al rol de «sabio» o «sabia» son que hablan por medio de proverbios y tienen una autoridad reconocida. Son ejemplos análogos a los encontrados en varones (2 Sm 12,1-15; I Re 20,38-43; 2 Re 18,17-36; 2 Sm 2,18-23; 2 Sm 2,24-28).

El «arquetipo mítico» toma las experiencias y los textos históricos limitados y los propone como universales, con lo que llegan a ser autoritativos y normativos para todos los tiempos y culturas. Al adscribir implicaciones universales a unos textos y situaciones concretas, el arquetipo mítico establece una forma ideal para todos los tiempos, un modelo de comportamiento y una estructura teológica inmutable para la comunidad en la cual sirve como Sagrada Escritura. El «prototipo histórico», por su parte, no es un principio o modelo atemporal vinculante, sino que está abierto críticamente a la posibilidad de su propia transformación.
“Lee con frecuencia la Sagrada Escritura: que el sueño te sorprenda con el libro en la mano y que al inclinarse tu cabeza lo reciba la página santa”
CARTAS de San JERÓNIMO.


miércoles, 21 de marzo de 2012

Libro el Cantar de los Cantares parte I

Disce cor Dei in verbis Dei, ut ardentius ad aeterna suspires. Aprende a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios para que con más ardor aspires a las cosas eternas"
San GREGORIO MAGNO.

El Cantar de los Cantares, por su parte, presenta como posible y como lugar de revelación la alianza entre el hombre y la mujer en términos de igualdad, sin sumisiones. En este sentido, da la vuelta a la situación planteada en el Génesis. La mujer es presentada como compañera del hombre, a su misma altura y dignidad. Ella tiene iniciativa y la toma, es fiel y ardiente. No aparece como «seductora» del varón, sino que el amor y la entrega son mutuos. La lectura feminista que se ha hecho del libro ha sacado a la luz rasgos importantes: falta de sexismo; igualdad en las relaciones amorosas; predominio de las imágenes femeninas; elementos de prácticas matrilineales (se habla de «la casa de la madre», como en el libro de Rut); definición de los personajes tanto masculinos como femeninos. No se podría descartar una autoría femenina del libro o de alguna de sus partes.

Por otro lado, para contrarrestar las imágenes negativas de las mujeres, se han subrayado, también, textos como el de Gál 3,28 que habla de la igualdad de la mujer y el varón: «Ya no hay distinción entre judío y gentil, entre esclavo o libre, entre varón y mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús». O bien se podría citar un texto cuya importancia suele pasarse por alto. Después de la bajada del Espíritu sobre los discípulos, entre los que se incluyen las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea, María Magdalena, Juana, María la de Santiago, y la madre de Jesús (Hch 2,1ss), Pedro explica lo sucedido en esa pequeña comunidad con una cita de Joel 3,1-5 donde se habla de la igualdad entre hombres y mujeres a la hora de profetizar, lo que supone que eso se ha cumplido allí.

Cabría hablar aquí, por último, de la labor realizada en la recuperación del lenguaje femenino sobre Dios; de la recuperación del rol y las funciones de mujeres bíblicas como Miriam, líder del éxodo junto a Moisés y Aarón; Débora, profeta y líder. Asimismo, del protagonismo de las mujeres discípulas de Jesús, o de aquellas otras que pertenecieron al movimiento misionero primitivo, de las que quedan bastantes rastros en las cartas de Pablo. Del trabajo sobre las traducciones erróneas que, hechas desde previos androcéntricos, llegaron a convertir en masculinos nombres femeninos, sólo porque a éstos se les atribuían ministerios considerados como «masculinos» Junias, y no Juniano, a quien se llama apóstol: Rom 16,7); o la reivindicación del significado pleno de los términos como diácono, presidente o apóstol, cuando son aplicados a mujeres (Rom 16,15). Todos estos ejemplos saldrán más adelante cuando se hable de la reconstrucción del cristianismo primitivo y el protagonismo de la mujer en él.

martes, 20 de marzo de 2012

Libros del Antiguo Testamento (Mujeres)



RUT/LIBRO: Otros ejemplos de tradiciones recuperadas para las mujeres son el libro de Rut o el libro del Cantar de los Cantares: dos obras compuestas por la misma época, poco después del destierro. El primero de ellos lleva por título el nombre de su protagonista principal. Rut, cuyo significado puede ser «la compañera», es una extranjera que por su iniciativa, fidelidad y valor entrará en la historia de salvación, haciendo posible el tronco del que había de nacer David. Construye la casa de Israel como lo habían comenzado a hacer las grandes matriarcas Raquel y Lía, o Tamar (4,11).

lunes, 19 de marzo de 2012

OBSERVACIONES CONCRETAS SOBRE LOS CUATRO EVANGELIOS



El texto de los Evangelios va a ser, sobre todo, nuestra guía para descubrir la aventura de Jesús: no se escribieron de un tirón; lo que narran había sido, precedentemente, dicho y repetido: unos u otros se sabían de memoria este o aquel pasaje. Pero cada vez se sentía más la necesidad de fijar por escrito lo que decía tal o cual de los misioneros que, como Pablo, iban de pueblo en pueblo. Así se fueron creando grupos de hechos y gestos de Jesús y recopilaciones de sus palabras. Para que se pudiera recordar más fácilmente, se hacían como pequeños cuadernillos sobre un mismo tema: por ejemplo, palabras de Jesús sobre el dinero, narraciones de actuaciones de Jesús.

Cuando algunos se pusieron a redactar un texto seguido, utilizaron todos estos fragmentos ya existentes: así se explican las agrupaciones que encontramos ahora en los Evangelios: por ejemplo, el que en el Evangelio de Mateo se presente a Jesús pronunciando todas las parábolas seguidas y de una vez; este hecho no quiere decir que Mateo afirme que realmente así sucedió, que Jesús dijo todas las parábolas seguidas y de una vez, sino que muestra simplemente que para construir esos capítulos se sirvió de una «recopilación de parábolas» ya existente.

Estas breves observaciones nos bastan para comprender que los Evangelios ni son, ni pretendieron ser, una «historia de Jesús». Aunque parece que presentan los hechos y las palabras con cierto orden sucesivo, no pretenden reconstruir los pasos de Jesús, día a día; ésta es una perspectiva completamente extraña, tanto a los evangelistas como a la concepción sobre la historia que existía en aquella época. Marcos, Mateo y Lucas organizaron sus materiales en un marco rígido: para lograr una presentación sencilla de la aventura de Jesús los primeros predicadores la habían resumido en cuatro etapas:
-en primer lugar, la época de Jesús junto a Juan, un «profeta» de aquella época;
-luego, Jesús en Galilea, primera etapa de su vida pública;
-a continuación, la larga marcha hacia Jerusalén, la capital;
-finalmente, sus últimos días.

Cuando los evangelistas toman también este esquema para construir su Evangelio, no afirman que la aventura de Jesús se desarrolla estrictamente de este modo, sino que más bien proponen una lectura determinada de su vida, mediante la cual se pueda llegar a comprender lo que realmente pasó «en profundidad». El Evangelio de Juan, escrito para la generación siguiente, no sigue este mismo marco de presentación: aporta una luz nueva sobre Jesús. Intenta poner de manifiesto y que el lector descubra, a través nada más de algunos acontecimientos, quién es Jesús, cuál es su intento y cuál su propuesta.

Es el testimonio de alguien que ha dedicado toda su vida a dar cuenta de su encuentro con Jesús y de la experiencia formidable que transformó su vida; quiere comunicar este descubrimiento, como él mismo lo dice: «Jesús realizó en presencia de sus discípulos otros muchos signos que no han sido narrados en este libro. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que creyendo tengáis la Vida en su nombre» (Jn 20 30-31).

El que los Evangelios se formaran así, nos muestra bien a las claras que es inútil querer escribir una «vida de Jesús»; efectivamente, no poseemos los materiales que serían necesarios para ello. Los testimonios que tenemos (particularmente los Evangelios, permiten, nada más, evocar el itinerario de Jesús y descubrir quién fue y cómo se dio a conocer. Esto es mucho más importante que si tuviéramos una especie de reportaje, porque nos posibilita el acceso a un contacto interior con su Persona, tal y como le tuvieron sus amigos.

sábado, 17 de marzo de 2012

ORIGEN DE LOS TEXTO.



Jesús no escribió. Cuanto sabemos de El proviene de los testigos que le acompañaron en su aventura humana. Tampoco ellos comenzaron escribiendo; los escritos fueron apareciendo muy lentamente; veinte, treinta, cuarenta años después de la muerte de Jesús. En aquella época el principal medio de comunicación y de información era la palabra; la mayor parte de la gente no sabía leer ni escribir. Además los primeros cristianos se reunieron alrededor de una experiencia vital y no alrededor de un texto, de una especie de «manifiesto cristiano» que fuera como la piedra fundacional de su movimiento. No tenían la preocupación de escribir porque era en ellos mismos donde experimentaban la novedad de algo que les acontecía: a través de Jesús, sus amigos y compañeros iban descubriendo una vida nueva.

Comprendieron que esa experiencia no era algo que debiera quedar reservado para unos pocos, sino que todos podían hacerla: no era necesario saber leer y escribir, ni ser capaz de largas reflexiones; tampoco era preciso ser judío, ni, incluso, ser de una moralidad irreprochable. Características éstas muy importantes, pues sin ellas la renovación que traía Jesús hubiera quedado reservada a una élite intelectual, racial o moral. Pero no: todos podían sumergirse (bautizarse) en una vida diferente y reconocer que el Espíritu de Jesús era capaz de transformarles. Esta experiencia les marcaba con tal fuerza que no pensaron en ponerla por escrito; no era necesario. Pero a medida que las comunidades se multiplicaban, aparecían también nuevas cuestiones y era necesario darles respuesta.

Entonces hombres como Pablo, Pedro, Santiago y otros enviaban cartas a las comunidades: los escritos más antiguos son estas cartas; el lugar en que ahora se las sitúa en el Nuevo Testamento podría inducirnos a pensar que son posteriores a los Evangelios: en la mayor parte de los casos es justamente al revés. Los Evangelios, que trazan más sistemáticamente las palabras y acciones de Jesús, fueron redactados más tarde para responder a las necesidades de la segunda generación cristiana (hacia los años 70-80): los primeros testigos, los que habían visto a Jesús, estaban ya muriendo y se sintió entonces la necesidad de poner por escrito lo que decían de El para garantizar la solidez de las enseñanzas recibidas.

Hoy, como ayer, el texto de la Biblia no es lo primero: no es una recopilación de consejos válidos para cualquier circunstancia, ni una especie de «libro rojo» para uso de cristianos. No: la Biblia está ahí para ayudarnos a descifrar las señales que Dios nos presenta cada día a través de los acontecimientos, de las personas con quienes nos encontramos y de los proyectos que hacemos. Y por tanto es necesario buscar juntos la luz que aporta a nuestra vida; la Biblia no se comprende en su verdadero sentido si no es leída, penetrada y trabajada con otros (en Iglesia), pues es así como nació. 

viernes, 16 de marzo de 2012

LOS CUATRO EVANGELIOS: Tema IV

San Juan: Representa una síntesis Cristológica muy elevada, mucho más allá de la de los tres Evangelios Sinópticos o aún de San Pablo. Se descubrimiento un papiro llamado Rylands (en honor a quien lo descubrió), es un fragmento de un código Egipcio que contenía porciones del Evangelio de San Juan 18, 31-33 y 18,37-38. Algunos dicen que este papiro es del año 135 d.c. Y si esto es así, un tiempo considerable tuvo que haber transcurrido para que el Evangelio de San Juan fuera copiado y circulado antes de que llegara a Egipto. Este Evangelio fue escrito probablemente durante los últimos años del primer siglo de la era Cristiana.

San Juan escribió para personas conocedoras de la cultura judía y al mismo tiempo en contacto con el pensamiento griego; además se les pone en guardia frente al gnosticismo. Se trata de una comunidad cristiana, probablemente la de Éfeso, que se encuentra amenazada en su fe.

En cuanto a la estancia del Apóstol San Juan en Éfeso y en la isla de Patmos, la tradición nos dice que vivió un tiempo en Jerusalén y pasó sus últimos años en Éfeso. Se dice que hacia el año 95 d.c. San Juan fue desterrado a la isla de Patmos durante la persecución de Domiciano. Esta isla queda a unos 100 Km de Éfeso.  Más tarde durante el reinado de Nerva, hacia el año 96 d.c., le fue permitido regresar a Éfeso y vivió hasta el reinado de Trajano en el 98 d.c.  La fecha exacta de su muerte no se conoce; se sabe que fue el último de los Apóstoles en morir y con él, como nos lo enseña la Iglesia, terminó la Revelación Pública.

jueves, 15 de marzo de 2012

LOS CUATRO EVANGELIOS: Tema III



San Lucas: El mismo evangelista nos dice en el prólogo de su Evangelio (Lc 1:1-4) que utilizó otras fuentes para escribirlo.  Muchos estudiosos hoy en día están de acuerdo en que este Evangelio depende del Evangelio de San Marcos. Los eventos le fueron transmitidos por testigos oculares de los mismos.

Probablemete fue escrito entre 80-85 d.c.  Vemos también que San Lucas en el capítulo 21:5-38 conoce que Jerusalén ha sido destruida, así que escribió después del año 70 d.c. Además ni el Evangelio de San Lucas ni el libro de los Hechos hacen mención de la persecución de los cristianos en la última parte del reinado de Domiciano (81-96 d.c.) Por éstos datos también apoyan que este Evangelio fue escrito entre los años 80-85 d.c. Los comentadores bíblicos, tanto antiguos como modernos, no pueden ponerse de acuerdo en cuanto al lugar en que se escribió. Se sugieren Acaya, Roma y Asia Menor.

Parece que le escribe a una audiencia de origen gentil. San Lucas no relata las preocupaciones Judías de sus fuentes (San Marcos) y ajusta las tradiciones palestinas a la realidad de los gentiles helenos.  Es muy posible que San Lucas esté escribiendo para los Cristianos víctimas de la persecución judía durante los comienzos de la reforma de Yamnia.  Sin embargo la audiencia predominante de San Lucas son los Cristianos-gentiles.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El Evangelio de Marcos.


Fecha de Composición y contexto.

San Marcos: La fecha no se sabe con certeza. San Ireneo, uno de los Padres de la Iglesia, en su libro "Contra las Herejías" escribió que el evangelio de San Marcos fue escrito después de la muerte de San Pedro y de San Pablo. San Clemente de Alejandría pensaba que se escribió antes de la muerte de San Pedro, muerte que ocurrió en el año 64 d.c. El capítulo 13,5-17, conocido como el "pequeño Apocalipsis", indica que el autor tenía conocimiento de eventos que llevaron a la guerra de los judíos contra los romanos (66-77 d.c.), pero no parece conocer la caída de Jerusalén en el año 70 d.c. La mayoría de los estudiosos piensan que el evangelio fue escrito poco antes de la caída de Jerusalén que ocurrió en 77 d.c.

El P. O'Callaghan, papirólogo del Pontificio Instituto Bíblico de Roma, identificó en 1972 al papiro "7Q5", de la cueva 7 del Qumrán, como un fragmento del Evangelio de San Marcos. También descubrió que el papiro de Qumrán 7Q4 es una fracción de los capítulos 3 y 4 de la primera carta del apóstol San Pablo a Timoteo. Los papirólogos y científicos han demostrado la autenticidad del descubrimiento de O'Callaghan Ver: identificación del 7Q5. Esto significa que estas escrituras son anteriores al 80 d.c., lo cual echa por tierra muchas teorías modernas que aseguraban que los evangelios fueron "inventados" posteriormente por la comunidad cristiana.

Este evangelio fue escrito para cristianos gentiles; así lo demuestra al traducir vocablos arameos y explicar costumbres Judías.  El uso de latinismos y de la alusión a Rufo y Alejandro (15:21) indica que los destinatarios fueron los cristianos gentiles de Roma, siendo así que ese Rufo es probablemente el citado en la Carta a los Romanos 16:13. También se deja entrever que los destinatarios de este evangelio pertenecen a una comunidad amenazada por la persecución, lo cual cuadra con la Roma de los tiempos de Nerón.